Cuando hablamos de aceites naturales, de aceites minerales y aceites esenciales hablamos de cosas distintas…….
En primer lugar, tenemos los aceites naturales o vegetales, como el de camelia, que son lo que todos entendemos por aceite. Se obtienen por presión en frío de determinados frutos vegetales (zumo) como las aceitunas en el caso del aceite de oliva, de las pipas de girasol, las semillas de la camelia, las almendras, el argán, coco, etc., de los que se extraen sus ácidos grasos. Estos aceites vegetales son untuosos y son los que se emplearán como transportadores o aceites base en los que se diluir los aceites esenciales para su aplicación tópica, ya que por lo general no pueden usarse en su forma pura por su alta concentración y alto coste. En principio se podría usar cualquier aceite vegetal natural como portador de aceites esenciales, si bien suelen buscarse aceites que no aporten aroma (el de oliva posee un olor muy fuerte) o que no se oxiden con facilidad (el de girasol se enrancia fácilmente) y que además pueda aportar a la combinación alguna de las propiedades que estamos buscando mediante los flavonoides, ácidos grasos, vitaminas, minerales, etc. que aporta el aceite natural empleado a nuestra mezcla.
Mención aparte dentro de los aceites naturales merecen los oleatos o maceraciones, hay determinadas plantas de las que no es posible extraer aceite natural, como la caléndula, el hipérico, la lavanda y todas las plantas que queráis imaginar, y que mediante la maceración de la planta seca en un aceite vegetal natural (normalmente almendra o girasol) se extraen sus propiedades, obteniendo un macerado que contiene los principios activos del aceite natural sumado a los principios activos de la planta infusionada.
Por otra parte, los aceites minerales son generalmente subproductos derivados del petróleo del tipo de parafinas, vaselinas y siliconas que dejan una película física y resbaladiza en la piel y no penetran en ella, por lo que, aunque en determinadas circunstancias puede ser útil su uso como barrera protectora, no serán buenos compañeros de los aceites esenciales ya que van a impedir su penetración e inhibir sus propiedades.
Finalmente están los aceites esenciales, que son los que se obtienen generalmente por destilación de determinadas plantas, de sus flores, raíces, resina o semillas y son la esencia misma de la planta. Son muy aromáticos y altamente volátiles y por lo general son tan concentrados que su uso directo resultaría caustico e irritante para la piel (excepto el de lavanda) por lo que para su uso se diluyen, echando solo unas gotas en la bañera para un baño o diluyéndolo en aceites vegetales si se quiere emplear para uso tópico. Los aceites esenciales son, “el corazón de la planta” y penetran en profundidad allí donde las cremas no son capaces de hacerlo, por eso los veréis combinados de mil maneras distintas en las formulaciones más exquisitas de la cosmética natural.
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