El aceite de rosa mosqueta está considerado uno de los grandes aceites naturales, al igual que el aceite de camelia. Comparamos los dos aceites y vemos sus beneficios, propiedades y puntos fuertes.
La fórmula que tan bien funcionó en las últimas décadas del siglo pasado, de una cosmética técnica, basada en las constantes innovaciones de laboratorio, siempre en busca de nuevos principios activos que nos prometen la luna y efectos inmediatos, hace ya un tiempo que está teniendo que hacer un hueco en las estanterías a los humildes aceites naturales, que son cada vez más conocidos y empleados por sus beneficios para la piel y el cabello.
“Menos es más”
Los Aceites son cada vez más demandados porque estamos regresando a un enfoque más minimalista y natural en las rutinas de belleza. Esta «dieta» para el cuidado de la piel consiste en usar menos productos pero que contengan mayores concentraciones de ingredientes efectivos. Una aproximación en la que la consigna es la constancia y el empleo de ingredientes puros y versátiles. Menos productos, pero más efectivos, y esto es justamente lo que caracteriza a un buen aceite natural, la simplicidad.
“Recuperando saberes ancestrales”
En pleno siglo XXI, los estudios científicos no solo corroboran las propiedades atribuidas a los aceites naturales y muchas de las plantas que se han usado tradicionalmente en las distintas culturas para el cuidado de la piel, además de averiguar su rica composición en ácidos grasos, vitaminas, terpenos, compuestos fenólicos, etc., nos desvelan los mecanismos por los que actúan. Constatan que hay principios activos en la naturaleza que son tan o más potentes y efectivos que los salidos de los laboratorios de grandes marcas.
“La ciencia lo corrobora”
Diversos estudios demuestran las propiedades que aportan estos aceites cuando se trata de regenerar una piel que ha sufrido grandes traumas -como una cirugía-. Los médicos lo tienen claro y te recomendarán que trates tu cicatriz con un aceite que ayude a tu piel en esa tarea, siendo el más conocido en estas latitudes para ese uso el de Rosa Mosqueta.
Aceite de Rosa Mosqueta
Desde la edad de piedra, los frutos o escaramujos de las distintas variedades de rosas silvestres se han sido consumidos tradicionalmente en infusión, mermeladas y otras preparaciones. Considerado un alimento funcional por su altísimo contenido en vitaminas del grupo B y C. Hoy en día se usa en los complementos vitamínicos, no obstante, estas vitaminas son hidrosolubles y apenas se encuentran en el aceite extraído de las semillas.
Además de su poder cicatrizante, el aceite extraído de las semillas de la rosa mosqueta se ha ganado una gran reputación como cosmético gracias a su combinación única de ácidos grasos que se unen para hacer que sea un remedio excelente para la cicatrización, la híper-pigmentación y la piel dañada por el sol.
Aunque puede funcionar bien con los tipos de piel grasa y propensa al acné -pues tiene un índice comedogénico bajo (nivel de poder oclusivo de los poros)- no se recomienda su aplicación directamente sobre el acné activo porque se sabe que agrava las infecciones. El aceite de semilla de rosa mosqueta orgánico tiene una vida útil corta y puede ponerse rancio con mucha facilidad. Para evitarlo, este delicado aceite debe refrigerarse o mantenerse en un lugar fresco y oscuro, los cambios en el color y olor nos advertirán de su enranciamiento.
Aceite de Camelia
De uso más ancestral en Asia y al igual que el extraído de las semillas de la rosa mosqueta, el Aceite de Camelia Japónica (tsubaki oil) es uno otro de los aceites naturales con gran poder cicatrizante. Su capacidad para mantener el equilibrio homeostático y la integridad del estrato córneo, mejorando su capacidad de retención de agua TEWL (Trans EpidermalWaterLoss, es un índice medible), son indispensables para restaurar la piel estresada, ya sea por quemaduras, cortes, irritaciones, erupciones, enrojecimiento, etc.
Compración entre aceite de rosa mosqueta y aceite de camelia
Los Aceites de Camelia y Rosa Mosqueta son dos de los grandes aceites regenerantes, ideales para ayudar a la cicatrización y con magnificas propiedades cosméticas, reconocidos en todo el mundo por sus numerosos beneficios para la piel. A nivel cosmético sus ácidos grasos penetran profundamente en la piel, donde trabajan para neutralizar los radicales libres, reducir las líneas finas, las arrugas y aumentar la permeabilidad, tienen la capacidad de cambiar drásticamente la condición de la piel.
“Hechos son amores”
Muchas personas se han dado cuenta de que, si una piel agredida se beneficia de manera evidente del uso de un buen aceite natural con propiedades regenerantes, su uso cosmético en una piel sana le va a proporcionar los nutrientes y capacidad de retención de agua TEWL con más efectividad que cualquier crema, y lo que es un imprescindible para las pieles maduras, a las pieles jóvenes las ayudará visiblemente en la sebo-regulación y limpieza. Un testimonio recurrente es que cuando descubres lo que un buen aceite natural puede hacer por tu piel, lo único que sientes es no haberlo sabido antes.
El Aceite de Camelia por su parte, además del alivio que puede procurar a las pieles con problemas, se puede usar sobre heridas y granos, ya que además de ser ligeramente analgésico y bactericida, es también antiinflamatorio, acelerando el cierre y la curación de pequeños cortes como los del afeitado y las pequeñas heridas domésticas.
Otra de las diferencias a destacar entre los dos aceites es que, si bien ambos son revitalizadores de la piel después de exponerla al sol -pues previenen y corrigen el fotoenvejecimiento y los problemas cutáneos- el de rosa mosqueta es fotosensibilizante y debe advertirse el evitar su uso antes de la exposición solar. Ambos aceites comparten muchos usos y propiedades, pero cada uno tiene sus singularidades
En el siguiente cuadro puedes ver cuál es el mejor aceite para cada necesidad.